Comencemos con un poco de queso cheddar envejecido. Mientras se corte la parte mohosa, es seguro comerlo. Los quesos secos como el parmesano y el cheddar no poseen la humedad que el moho necesita para reproducirse, por lo que usualmente no penetra por debajo de la superficie.
Algunos quesos son deliberadamente infectados con hongos. El penicillium roqueforti, por ejemplo, le otorga su sabor a quesos azules como el Stilton y el Roquefort.
Algo distinto ocurre con la mayoría de los quesos blandos, pues si no han sido infectados deliberadamente, la presencia de moho sugiere la presencia de hongos no deseados y también de bacterias dañinas como listeria y salmonella. Si eso ocurre, hay que tirarlos a la basura.
Con un poco de pan cubierto de moho blanco y azul todo estará bien una vez se le retire la parte con moho y se tueste. El moho no llega muy lejos. Con el pan solo hay que preocuparse cuando tiene puntitos negros.
Y que pasa con las verduras olvidadas en lo más profundo del refrigerador ?
Si los calabacines y las zanahorias están cubiertas de una horrible baba, es causada por colonias de bacterias que crecen en la superficie.
¿Podría hervirlas y hacer una sopa?
Si lo haces, lo más probable es que termines con un terrible dolor de estómago, seguido de cólicos y diarrea.
Así que mejor botarlas.
Él ácido de las frutas las hace resistentes
Las frutas suelen durar más tiempo que los vegetales debido a que su ácido mantiene alejadas a las bacterias. Si el hongo cae en una mermelada, por ejemplo, con retirar la parte afectada será suficiente.
Hay una fruta, sin embargo, con la que hay que ser cautos.
La manzana. Puede durar mucho tiempo, pero si presenta algún corte en la piel, los hongos pueden entrar. Se han registrado casos de intoxicaciones por tomar jugo de manzana en mal estado, debido a la presencia de una toxina llamada patulina.
Las nueces dañadas también son particularmente peligrosas porque albergan el aspergillus flavus.
Ese hongo produce una de las toxinas más letales conocidas por la humanidad. Se acumula en el hígado y puede causar cáncer. Solo debemos asegurarnos de que no haya moho en la cáscara y de que la parte interior esté sellada y protegida.
Aunque la mayoría de los alimentos son mejores si se consumen frescos, algunos ricos en almidón, como la pasta, el arroz y las papas, pueden llegar a ser más saludables si no se consumen recién cocidos.
Cocinar alimentos con almidón y dejarlos enfriar modifica su estructura. Por ello, se vuelven más resistentes a las enzimas de nuestro intestino que descomponen los carbohidratos.
Eso quiere decir que si la pasta se consume fría, el cuerpo absorbe menos calorías.
Lo que es aún más sorprendente es que si la pasta fría se recalienta, se vuelve más resistente y los niveles de glucosa en la sangre que produce la fresca se reducen en un 50%.
Aunque no está demostrado, es probable que ocurra lo mismo cuando se enfrían y calientan otras comidas con almidón como el arroz. Nunca se debe recalentar si ha permanecido por mucho tiempo a temperatura ambiente, pues puede albergar toxinas dañinas.
Pero si el arroz sobrante se mete en la nevera después de enfriarse, se mantendrá bien por unos días.
Lo mismo aplica para las papas. Las que sobran pueden cortarse en rodajas y freírse ligeramente.
Algunos quesos son deliberadamente infectados con hongos. El penicillium roqueforti, por ejemplo, le otorga su sabor a quesos azules como el Stilton y el Roquefort.
Algo distinto ocurre con la mayoría de los quesos blandos, pues si no han sido infectados deliberadamente, la presencia de moho sugiere la presencia de hongos no deseados y también de bacterias dañinas como listeria y salmonella. Si eso ocurre, hay que tirarlos a la basura.
Con un poco de pan cubierto de moho blanco y azul todo estará bien una vez se le retire la parte con moho y se tueste. El moho no llega muy lejos. Con el pan solo hay que preocuparse cuando tiene puntitos negros.
Y que pasa con las verduras olvidadas en lo más profundo del refrigerador ?
Si los calabacines y las zanahorias están cubiertas de una horrible baba, es causada por colonias de bacterias que crecen en la superficie.
¿Podría hervirlas y hacer una sopa?
Si lo haces, lo más probable es que termines con un terrible dolor de estómago, seguido de cólicos y diarrea.
Así que mejor botarlas.
Él ácido de las frutas las hace resistentes
Las frutas suelen durar más tiempo que los vegetales debido a que su ácido mantiene alejadas a las bacterias. Si el hongo cae en una mermelada, por ejemplo, con retirar la parte afectada será suficiente.
Hay una fruta, sin embargo, con la que hay que ser cautos.
La manzana. Puede durar mucho tiempo, pero si presenta algún corte en la piel, los hongos pueden entrar. Se han registrado casos de intoxicaciones por tomar jugo de manzana en mal estado, debido a la presencia de una toxina llamada patulina.
Las nueces dañadas también son particularmente peligrosas porque albergan el aspergillus flavus.
Ese hongo produce una de las toxinas más letales conocidas por la humanidad. Se acumula en el hígado y puede causar cáncer. Solo debemos asegurarnos de que no haya moho en la cáscara y de que la parte interior esté sellada y protegida.
Aunque la mayoría de los alimentos son mejores si se consumen frescos, algunos ricos en almidón, como la pasta, el arroz y las papas, pueden llegar a ser más saludables si no se consumen recién cocidos.
Cocinar alimentos con almidón y dejarlos enfriar modifica su estructura. Por ello, se vuelven más resistentes a las enzimas de nuestro intestino que descomponen los carbohidratos.
Eso quiere decir que si la pasta se consume fría, el cuerpo absorbe menos calorías.
Lo que es aún más sorprendente es que si la pasta fría se recalienta, se vuelve más resistente y los niveles de glucosa en la sangre que produce la fresca se reducen en un 50%.
Aunque no está demostrado, es probable que ocurra lo mismo cuando se enfrían y calientan otras comidas con almidón como el arroz. Nunca se debe recalentar si ha permanecido por mucho tiempo a temperatura ambiente, pues puede albergar toxinas dañinas.
Pero si el arroz sobrante se mete en la nevera después de enfriarse, se mantendrá bien por unos días.
Lo mismo aplica para las papas. Las que sobran pueden cortarse en rodajas y freírse ligeramente.
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